Un Villarreal serio, firme y ordenado, maniató al Real Madrid de Ancelotti y rascó un punto de oro en el Bernabéu. Los de Emery tuvieron incluso ocasiones para ganar pero Courtois siempre está de guardia. Los blancos lo intentaron hasta el final pero les faltó frescura y claridad de ideas para derribar el muro amarillo.
Este Ancelotti 2.0 del año 2021 no es el de 2014. A Carletto me lo han cambiado. Rota, experimenta, innova, inventa. Es otro. Tengo para mí que la mano de su hijo Davide, su ayudante en esta nueva etapa en el Real Madrid, esté detrás de ese atrevimiento nunca antes visto en un técnico de la vieja –perdón, de la viejísima– escuela. Después de dar descanso a medio equipo ante el Mallorca con un notable éxito, frente al Villarreal Ancelotti se inventaba un nuevo lateral derecho: Fede Valverde.
El uruguayo estrenaba demarcación en busca de suplir uno de los puntos negros de la plantilla del Real Madrid. Con Carvajal más tiempo de baja que de corto y Lucas Vázquez como parche que ni tapa ni cura, Ancelotti decidió probar con Fede Valverde en la posición de ‘2’ para acompañar a los otros tres defensas que siempre juegan: Militao, Alaba y Valverde.
Por delante regresaban Casemiro y Modric y se mantenía Asensio después de su imponente hat-trick ante e su ex equipo. Ancelotti es perro viejo y sabe que a los futbolistas con confianza hay que mantenerlos en el equipo. Arriba también repetían Rodrygo, que ha adelantado a Hazard, junto a Vinicius y Benzema, intocables para Carletto en este arranque del Real Madrid.
Con la pifia del Atlético en Mendizorroza y el Barcelona en caída libre, el Real Madrid tenía la ocasión perfecta para dar un puñetazo en la mesa de la Liga para fastidio de Tebas. Quizá impulsado por ese olor a sangre liguera el tiburón blanco salió dispuesto a morder al Submarino Amarillo. Presión alta y ritmo con la pelota. No se arrugó el Villarreal, equipo de Champions por méritos propios con un empollón de los banquillos como Unai Emery.
Así manda el Madrid
El Real Madrid manejaba el partido pero se defendía bien el Villarreal. Los de Emery iban tapando huecos ante cada jugada que cosían los de Ancelotti. Y fue de los visitantes la primera ocasión clara del partido. La cocinó el habilidoso Danjuma, que sentó a Valverde, se metió en el área y cruzó por bajo ante Courtois, que metió la mano salvadora nuestra de cada día para evitar el 0-1.
Respondió el Madrid con una acción individual de Rodrygo, que percutió por la derecha, centró y la cabeza de Albiol evitó que llegara Benzema. Resistía el Villarreal, ordenado como la mesa de un notario y firme como una viga de hormigón.
En el 22 fue Rulli el que intervino, con una palomita algo sobreactuada, para repeler un disparo envenenado de Rodrygo. Pero la pelota era del Villarreal, un equipo de buen pie al que no le quema el balón. Los de Emery buscaban las cosquillas al Madrid a la espalda de Militao (siempre descolocao). Pero nos comimos la primera media hora de partido en el Bernabéu con un inesperado 0-0 en el marcador.
Luego Gil Manzano se comió (no vio y el VAR no quiso ver) un penalti de Albiol a Nacho. El colegiado se inhibió y el del VAR, más todavía. El Villarreal volvió a tenerla en los pies del habilidosísimo Danjuma. El joven holandés se había aprendido el camino de Fede Valverde y por ahí estaba haciendo mucha pupa al Real Madrid. Lo mejor para los blancos fue la llegada del descanso que pilló a Ancelotti enfadado con su equipo… y con Gil Manzano.
Tan enfadado estaba el técnico del Real Madrid que hizo un cambio al descanso: Camavinga por Rodrygo, por lo que Asensio pasaba a jugar arriba al lado de Vinicius y Benzema. Apretaron los blancos en la reanudación con prisa por hacer el gol que asaltara el castillo de Emery. En el 49 la tuvo Militao de cabeza a tres metros de la portería. Era más difícil echarla fuera que meterla, pero con el brasileño nada es imposible.
Ancelotti mete a Camavinga
Luego vinieron dos sustos seguidos del Villarreal. El primero del ubicuo Danjuma, lo evitó de nuevo Courtois con otra salvadora. Y el segundo en una acción a la que no llegó al segundo palo Pau Torres tras una buena maniobra de Paco Alcácer. El Madrid concedía las mismas que en cada partido. Calentaban Hazard y Lucas Vázquez y no habíamos alcanzado siquiera la hora de partido.
Definitivamente, el Real Madrid se había atascado. El Villarreal, que ahora replegaba con orden, no dejaba apenas resquicios donde los blancos pudieran encontrar una jugada de peligro. En el 72 Ancelotti metió a Hazard por un desdibujado Modric. Los blancos seguían empujando y el equipo de Emery iba dando pasitos para atrás.
En el 80, ya casi a la desesperada, metió Ancelotti a Isco por Asensio. El Real Madrid, con un Hazard desatado, lo intentó hasta el final, pero se topó con Rulli. Los blancos pudieron ganar en la recta final del partido pero el Villarreal acabó marchándose del Bernabéu con un punto merecido, merecidísimo, en la buchaca de Emery.